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Es central para nosotros en la educación de nuestros niños la vida de fe. Perder la familia natural es una herida muy profunda en el corazón del niño.

Sólo nuestra vida de fe y un ambiente mariano pueden calmar las heridas y aportar respuestas a preguntas que quedan sin explicaciones.

“Atmósferas sobrenaturales transforman almas extraviadas”
P. José Kentenich

Nuestro anhelo, es que, en el futuro cuando haya terminado su tiempo en la aldea puedan tener una vida equilibrada y socialmente aceptable y que se sientan felices de vivir; trabajamos para que esto realmente se dé.

La vida interna está marcada por todas las fiestas religiosas y el mundo sobrenatural se hace presente en miles de detalles de la vida cotidiana.

Estamos al lado de un santuario mariano, que brinda un ambiente acogedor a nuestros niños. La presencia de muchas personas buenas que vienen a ayudar y regalar cariño, tiempo, ayuda material son expresiones del mundo sobrenatural que se hace presente con un rostro de carne y hueso. La vida de todos los días está jalonada con momentos de oración: en la mañana, en la noche, antes de las comidas, las misas del domingo, las fiestas religiosas, etc.